domingo, 29 de abril de 2018


Es una tortura…

Desde una alergia hasta un discusión con otra persona y que continúa en nuestra cabeza… torturándonos.

Desde una angustia que viene y va hasta una contractura.

Desde unas palabras calladas hasta un enojo no expresado.

Aquello con lo que no nos reconciliamos, nos tortura la más de las veces. No se trata de soltar, de dejar ir… más bien al contrario: se trata de integrar, de reconciliar esas partes nuestras que están en conflicto.

El conflicto permanente, tortura. La reconciliación, incluidas sus crisis, permite vivir mejor. 

En este camino las esencias florales, ayudan.






Ana M. Infeld
Terapeuta Floral
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